lunes, 19 de julio de 2010

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Me encanta ver las reacciones primarias de la gente. Me gusta ver a los desconocidos, será esa parte voyeur que todos tenemos. El anonimato del metro me encanta para observar las reacciones de distintas personas.

Un metro está parado en el andén. No hay nadie en el interior de sus vagones. Los primeros que llegan se preguntan si la huelga ha colapsado el servicio, si es el típico tren que no admite viajeros. Se sientan y esperan a que alguien les informe. Una pareja no para sus carantoñas por llegar al tiempo al vehículo estacionado. Una mujer mayor cargada hasta los dientes con la compra de las rebajas crea un efecto Matrix creyendo que de ese modo llegará más rápido a la entrada. Se podría decir que el vagón está muy concurrido, los usuarios tienden a llenar los asientos más próximos a su corto esprín. El último sorprendido va de traje y corbata, estaba un poco despistado y no se da cuenta que puede aprovecharse de una parada larga del tren. Gira su cuello y los reflejos saltan sus alarmas. Corre, no hay dudas en la carrera. Al llegar la meta pega un salto de victoria, lo ha conseguido se siente el héroe de un videojuego la pantalla ha concluido.

Yo era uno de los dubitativos del inicio, el ejecutivo mi captura diaria en el metro.

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