viernes, 19 de febrero de 2010

Tumbarse en el diván

El miedo a meter la pata, a hacer el ridículo, a decir alguna tontería, puede ser extrapolado a muchos aspectos de tu vida. Me he dado cuenta que en mi caso es algo patológico, algo que me impide reaccionar en muchas situaciones. En el trabajo me ocurre con bastante asiduidad la imposibilidad de concluir ciertos proyectos. Tras meses de reflexión creo que he llegado a la conclusión de que no es únicamente dispersión, el rumbo perdido tiene una causa previa de 'inseguridad'.

Digo inseguridad entre comas porque este comportamiento viene del miedo a ser juzgado, no del asunción de inferioridad. Es este innato paso anterior de asunciones el que no me permite ver una obra de mi puño completada por un miedo a una inquisitoria autocrítica. En ciertas ocasiones me impide comenzar un proyecto, pero principalmente asoma la patología cuando me encuentro ante la obra conclusa.

No consiste en una autocrítica objetiva, porque mi conocimiento ha sido plasmado y debe ser juzgado. Es el miedo al error, a chocarme con la etiqueta fácil del observador, y es una gran tara. Es una tara porque el conocimiento y la sabiduria es comprendida cuando es debatida, si uno entras en conflicto es complicado llegar a una elucidación completa debido al finito cerebro de un individuo. En estos momentos recuerdo una de las definiciones más conocidas en nuestra época de primaria, la definición de ser vivo. "Un ser vivo crece, se relaciona y se reproduce". Relacionarse para crecer y reproducirse, la primera como causa de dichos fines.

1 comentario:

  1. Cuánta profundidad en un post! Todavía me encuentro demasiado débil como para dejar un comentario a la altura de esta reflexión...

    Pero puedo decir que "Relacionarse para crecer y reproducirse", me gusta :-)

    ResponderEliminar